Bienvenida de Juan Martín

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30 may 2015

LEYENDAS: El chico y los frailes.

"LEYENDAS POPULARES"

(El chico y los frailes)


Un día iban tres frailes paseando por un camino estrecho con el sosiego de costumbre, cuando a lo lejos vieron venir un chico, y uno de los frailes dice:

--Veréis cómo nos vamos a divertir con aquel pequeño: le marearemos a preguntas y veremos qué es lo que contesta, que no dejará de equivocarse lo suficiente para que nos haga pasar un buen rato.

--Además, si sabe latín...
           
--Cá, no tiene trazas.
               
--Pues a ver si nos divertimos.

              Siguieron los tres paseando, poco a poco; el chico iba hacia ellos bastante más deprisa. Llegan ya a encontrarse, da sus buenas tardes el muchacho y uno de los frailes le pregunta:

--¿Adónde va este camino?

--Este camino no...

28 may 2015

HISTORIAS: Cartas a mis muertos

"PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN"
 
 
(Cartas a mis muertos)
 
 
 
MADRID 2 DE NOVIEMBRE DE 1 855.
 
 
¡Ay del que en una y otra sepultura
prendas del alma sumergirse vio,
y ansioso tornó a  amar en su locura,
y otra vez y otra vez su bien perdió!
¡Ay de mi, que, rebelde y furibundo,
de la fe y del temor rompí los lazos,
y abarqué el universo..., y vi que el mundo
era un cadáver más entre mis brazos!
(Versos inéditos míos.)
 
 
PREFACIO
 
           
Pedro Antonio de Alarcón.jpgNingún día del año, ninguno; ni el de San José, ni el de los Santos Reyes, ni el de año-nuevo, ni el viernes de Dolores, ni antes de emprender un viaje, ni después de un cambio político, ni en vísperas de elecciones, ni al salir de una enfermedad, ni cuando me entran ganas de ser Académico, ni a  poco de contraer matrimonio, ni la mañana del estreno de un drama mío, ni al día siguiente de perder mi caudal al juego... (ya comprenderán ustedes que la mitad de estas cosas no me han sucedido ni una vez siquiera); nunca, en fin, es tan larga la lista de mi tarjetero, nunca me encuentro con tantas visitas que hacer, como el día de la Conmemoración de los Fieles Difuntos.
 
¡Y es que pocos hombres de mi edad habrá en la tierra que tengan con el cielo una cuenta tan larga como la mía!
 
De cuantos barcos eché a  la mar, y fueron muchos... (hablo metafóricamente), apenas veo ya alguno que otro, roto y desarbolado por los huracanes, tendido y solo sobre las arenas de la playa. — Los demás se hundieron para siempre en el Océano.
 
Dice Quevedo, y dice bien:
 
No tanto me alegrárades con hojas
en los robres antiguos,
remos graves, como colgados en el Templo, y rotos!
 
¡Noble, filosófico, ascético pensamiento, digno de un espíritu de primer orden! Pero, si Quevedo estaba en lo firme, no es menos cierto que la Tierra se reduce ya para mí a un inmenso Campo-Santo.
 
— Mi verdadera patria se encuentra ya ultra-tumba. — Cuando yo muera me figuraré que resucito.
 
Allá tengo muchas más relaciones que acá.
 
Por eso me agrada ir todos los años, tal día como hoy, a  visitar el cementerio más próximo a  mi casa. Poco me importa que el panteón sea este o aquél. La muerte es cosmopolita. — Donde quiera que hallo cruces, flores, cirios y coronas, allí creo que están mis muertos, los míos, mis predilectos finados, los seres que me abandonaron y cuya ausencia debiera llorar todos los días. — ¿No es cada Campo-Santo una colonia de esa patria de todos que se llama la Eternidad?
 
Y no voy a  llorar...; porque ya no se estila hacerlo.
 
Ni a  rezar...; porque nunca rezo en público.
 
Ni a  dar limosna para misas; porque conozco a  algunos sacerdotes que me las dicen de balde.
 
Voy a  consolarme de no ser ministro, ni sabio, ni hermoso, ni banquero.
 
Y, de camino, felicito a  mis difuntos y los entero de cuanto ocurre por aquí.
 
Pero ¡ay! este año son tantos mis quehaceres, que me es imposible ir a  darles los días en persona.
 
Quédame dichosamente el moderno recurso del correo interior, y a  él apelo, temeroso de que mis amigos del otro mundo se figuren que los he olvidado y mueran de pena, o , por mejor decir, resuciten...;— lo cual sería mucho más espantoso... para ellos.
 
Ved, pues, lo que les digo con esta fecha.
 
 
I
 
 
Amigo mío:
 
 
Tu mujer era una hipócrita: todas las promesas de eterno amor que te hizo durante la luna de miel, y todos los ofrecimientos de viudez perpetua que te dio a  libar en tus últimos instantes, hanse convertido en un Capitán de caballería, con el cual se casará de un día a  otro, si ya no se ha casado.
 
En mi concepto, la mujer que contrae segundas nupcias al año de enviudar, amaba a  su marido lo bastante para...

26 may 2015

LITERATURA: Con el pecho desnudo.

"ITALO CALVINO"


(Con el pecho desnudo)



Italo-Calvino.jpgEl señor Palomar camina por una playa solitaria. Encuentra unos pocos bañistas. Una joven tendida en la arena toma el sol con el pecho descubierto. Palomar, hombre discreto, vuelve la mirada hacia el horizonte marino. Sabe que en circunstancias análogas, al acercarse un desconocido, las mujeres se apresuran a cubrirse, y eso no le parece bien: porque es molesto para la bañista que tomaba el sol tranquila; porque el hombre que pasa se siente inoportuno; porque el tabú de la desnudez queda implícitamente confirmado; porque las convenciones respetadas a medias propagan la inseguridad e incoherencia en el comportamiento, en vez de libertad y franqueza. Por eso, apenas ve perfilarse desde lejos la nube rosa-bronceado de un torso desnudo de mujer, se apresura a orientar la cabeza de modo que la trayectoria de la mirada quede suspendida en el vacío y garantice su cortés respeto por la frontera invisible que circunda las personas. Pero -piensa mientras sigue andando y, apenas el horizonte se despeja, recuperando el libre movimiento del globo ocular- yo, al proceder así, manifiesto una negativa a ver, es decir, termino también por reforzar la convención que considera ilícita la vista de los senos, o sea, instituyo una especie de corpiño mental suspendido entre mis ojos y ese pecho que, por el vislumbre que de él me ha llegado desde los límites de mi campo visual, me parece fresco y agradable de ver. En una palabra, mi no mirar presupone que estoy pensando en esa desnudez que me preocupa; ésta sigue siendo en el fondo una actitud indiscreta y retrógrada.
De regreso, Palomar vuelve a pasar delante de la bañista, y esta vez mantiene la mirada fija adelante, de modo de rozar con ecuánime uniformidad la espuma de las olas que se retraen, los cascos de las barcas varadas, la toalla extendida en...

24 may 2015

LEYENDAS: El agua amarilla.

"LEYENDA POPULAR"
 
 
(El agua amarilla)
 
 
Un rey que había llegado a ser rey siendo aún muy joven, andaba enamorado de la hija de uno de los guardas que cuidaban de las tierras que pertenecían al palacio.
 
Este guarda tenía su casa dentro de los límites de los jardines de palacio y por eso el rey acostumbraba a pasear por ellos con la esperanza de encontrarse con la muchacha que él quería, pero nunca conseguía verla a solas y tenía que conformarse con contemplarla, a ella y a sus dos hermanas, por entre los pocos huecos que dejaba el tupido seto que rodeaba la casa.
 
Así pasaban los días y el espíritu del rey oscilaba entre la ansiedad y la melancolía.

 Una de las veces en que entretenía el tiempo mirando a través del seto, vio que las tres hijas del guarda estaban a la puerta de su casa cosiendo tranquilamente.

 Entonces el rey aguzó el oído y pudo escuchar esta conversación:

-Ay, cuánto me gustaría poder casarme con un joven guapo que tuviera el oficio de panadero, porque así tendría el pan asegurado para mí y para mis hijos durante toda la vida -eso lo dijo la mayor de las hermanas.

-Pues a mí -dijo la mediana- me gustaría casarme con un cocinero joven y guapo, porque entonces tendría pan y comida para toda la vida.

 Y entonces oyó decir a la pequeña, que era a la que él amaba:

-Pues yo no quiero ninguno de esos dos maridos, porque yo lo que quisiera es casarme con el rey -y lo decía a sabiendas de que eso era imposible.

 Y el rey que lo oyó, rodeó el seto tras el que las observaba, se presentó delante de las muchachas y les dijo:

-He escuchado vuestros tres deseos y, cuando queráis, yo me ocupo de que se celebren esas tres bodas en el palacio.
 
Tú -dijo dirigiéndose a la mayor- te casarás con mi panadero; tú -dijo dirigiéndose a la mediana- te casarás con mi cocinero; y tú -añadió dirigiéndose a la pequeña- te casarás conmigo, porque yo soy el rey y tú eres...

22 may 2015

HISTORIAS: Mi crimen favorito.

"AMBROSE BIERCE"
 
 
(Mi crimen favorito)
 
 
Ambrose Bierce-1.jpgDespués de haber asesinado a mi padre en circunstancias singularmente atroces, fui arrestado y enjuiciado en un proceso que duró siete años. Al exhortar al jurado, el juez de la Corte de Absoluciones señaló que el mío era uno de los más espantosos crímenes que había tenido que juzgar.
 
A lo que mi abogado se levantó y dijo:
 
-Si Vuestra Señoría me permite, los crímenes son horribles o agradables sólo por comparación. Si conociera usted los detalles del asesinato previo de su tío que cometió mi cliente, advertiría en su último delito (si es que delito puede llamarse) una cierta indulgencia y una filial consideración por los sentimientos de la víctima. La aterradora ferocidad del anterior asesinato era verdaderamente incompatible con cualquier hipótesis que no fuera la de culpabilidad, y de no haber sido por el hecho de que el honorable juez que presidió el juicio era el presidente de la compañía de seguros en la que mi cliente tenía una póliza contra riesgos de ahorcamiento, es difícil estimar cómo podría haber sido decentemente absuelto. Si Su Señoría desea oírlo, para instrucción y guía de la mente de Su Señoría, este infeliz hombre, mi cliente, consentirá en tomarse el trabajo de relatarlo bajo juramento.
 
El Fiscal del Distrito dijo:
 
-Me opongo, Su Señoría. Tal declaración podría ser considerada una prueba, y los testimonios del caso han sido cerrados. La declaración del prisionero debió presentarse hace tres años, en la primavera de 1881.
 
      -En sentido estatutario -dijo el juez- tiene razón, y en la Corte de Objeciones y Tecnicismos obtendría un fallo a su favor. Pero no en una Corte de Absoluciones. Objeción denegada.
 
      -Recuso -dijo el Fiscal de distrito.
 
-No puede hacerlo -contestó el Juez-. Debo recordarle que para hacer una recusación debe lograr primero transferir este caso, por un tiempo, a la Corte de Recusaciones, en una demanda formal, debidamente justificada con declaraciones escritas. Una demanda a ese efecto, hecha por su predecesor en el cargo, le fue denegada por mí durante el primer año de este juicio. Oficial, haga jurar al prisionero.
 
Habiendo sido administrado el juramento de costumbre, hice la siguiente declaración, que impresionó tanto al juez debido a la comparativa trivialidad del delito por el cual se me juzgaba, que no buscó ya circunstancias atenuantes, sino que, sencillamente, instruyó al jurado para que me absolviera. Así abandoné la corte sin mancha alguna sobre mi reputación.
 
"Nací en 1856 en Kalamakee, Michigan, de padres honestos y honrados, uno de los cuales el Cielo ha perdonado piadosamente, para consuelo de mis últimos años. En 1867 la familia llegó a California y se estableció cerca de Nigger Head, estableciendo una empresa de salteadores de caminos que prosperó más allá de cualquier sueño de lucro. Mi padre era entonces un hombre reticente y melancólico, y aunque su creciente edad ha relajado un poco su austera disposición, creo que nada, fuera del recuerdo del triste episodio por el que...

21 may 2015

FABULAS: El León y el Asno presuntuoso.

"ESOPO"
 
(El León y el Asno presuntuoso)
 
 
EsopoDe nuevo se hicieron amigos el ingenuo asno y el león para salir de caza. Llegaron a una cueva donde se refugiaban unas cabras monteses, y el león se quedó a guardar la salida, mientras el asno entraba a a la cueva coceando y rebuznando, para hacer salir a las cabras.       
 
Una vez terminada la acción, salió el asno de la cueva y le preguntó si no le había parecido excelente su actuación al haber luchado con tanta bravura para expulsar a las cabras.
 
        -- ¡Oh sí, soberbia -- repuso el león, que hasta yo mismo me hubiera asustado si no supiera de quien se trataba!
 
Moraleja:
 
Si te alabas a ti mismo, serás simplemente objeto de la burla, sobre todo de los que mejor te conocen.



20 may 2015

LITERATURA: Hay sitio para dos.

"MARQUÉS de SADE"
 
 
(Hay sitio para dos)

 
 
Marquis de Sade portrait.jpg Una hermosísima burguesa de la calle Saint-Honoré, de unos veinte años de edad, rolliza, regordeta, con las carnes más frescas y apetecibles, de formas bien torneadas aunque algo abundantes y que unía a tantos atractivos presencia de ánimo, vitalidad y la más intensa afición a todos los placeres que le vedaban las rigurosas leyes del himeneo, se había decidido desde hacía un año aproximadamente a proporcionar dos ayudas a su marido que, viejo y feo, no sólo le asqueaba profundamente, sino que, para colmo, tan mal y tan rara vez cumplía con sus deberes que, tal vez, un poco mejor desempeñados habrían podido calmar a la exigente Dolmène, que así se llamaba nuestra burguesa. Nada mejor organizado que las citas concertadas con estos dos amantes: a Des-Roues, joven militar, le tocaba de cuatro a cinco de la tarde, y de cinco y media a siete era el turno de Dolbreuse, joven comerciante con la más hermosa figura que se pudiera contemplar. Resultaba imposible fijar otras horas, eran las únicas en que la señora Dolmène estaba tranquila: por la mañana tenía que estar en la tienda, por la tarde a veces tenía que ir allí igualmente o bien su marido regresaba y había que hablar de sus negocios. Además, la señora Dolmène había confesado a una amiga que ella prefería que los momentos de placer se sucedieran así de seguidos; el fuego de la imaginación no se apagaba de esta forma - sostenía -, nada tan agradable como pasar de un placer a otro, no cabía el fastidio de tener que volver a empezar; pues la señora Dolmène era una criatura encantadora que calculaba al máximo todas las sensaciones del amor, muy pocas mujeres las analizaban como ella y gracias a su talento había comprendido que, bien mirado, dos amantes valían mucho más que...


19 may 2015

LEYENDAS: La leyenda de Bamako.

"LA LEYENDA de BAMAKO"
 
 
(Cuentos Africanos)
 
 
Hace mucho, mucho tiempo, en la época en la que la noche era negra, sombría e impenetrable ya que la luna no la iluminaba todavía, una joven llamada Bamako vivía en la aldea Kikamo. Ella era muy bella y amable. Amaba tiernamente a sus padres y a su pueblo que la estimaba y la respetaba. Todos los habitantes de la aldea admiraban sus grandes ojos que brillaban como el sol.
 
Un día, unos soldados venidos del norte atacaron la aldea de Bamako, así como todas aquellas de los alrededores. Astutos, feroces y sanguinarios sólo luchaban por las noches y se escondían durante el día.
 
Los amigos de Bamako les hacían frente valientemente, pero no sabían luchar durante la noche y, después de largas noches de combates, todos corrían el peligro de perder la vida frente a los feroces enemigos.
 
Una noche, el dios N’Togini se le apareció a Bamako y le dijo:
 
¡“Bamako! Si quieres salvar a tu pueblo...

18 may 2015

CUENTOS: La Sirena.

"EMILIA PARDO BAZÁN"
 
 
(La Sirena)
 
 
Emilia Pardo Bazán
No es posible pintar el cuidado y desvelo con que la ratona madre atendió a su camada de ratoncillos. Gordos y lucios los crió, y alegres y vivarachos, y con un pelaje ceniciento tan brillante que daba gozo; y no queriendo dejar lo divino por lo humano, prodigó a sus vástagos avisos morales, sabios y rectos, y los puso en guardia contra las asechanzas y peligros del pícaro mundo. «Serán unos ratones de seso y buen juicio», decía para sí la ratona, al ver cuan atentamente la oían y cómo fruncían plácidamente el hociquillo en señal de gustosa aprobación.
 
Mas yo os contaré aquí, muy en secreto, que los ratoncillos se mostraban tan formales porque aún no habían asomado la cabeza fuera del agujero donde los agasajaba su mamá. Practicada en el tronco de un árbol la madriguera, los cobijaba a maravilla, y era abrigada en invierno y fresca en verano, mullida siempre, y tan oculta, que los chiquillos de la escuela ni sospechaban que allí habitase una familia ratonil.
 
Sin embargo, de los tres de la nidada, uno ya empezaba a desear sacar el hocico, a soñar con retozos, deportes y correteos por el verde prado que al pie del árbol se extendía alegre e incitante, esmaltado de varias flores y bullente de insectos, mariposas y reptiles. «Me gustaría por los gustares bajar ahí», pensaba el joven ratón, sin atreverse a decirlo en voz alta, de puro miedo, a su madre. Un día que se le escapó alguna señal de su deseo, la madre exclamó trémula de espanto: «Ni en broma lo digas, criatura. Si no quieres que me disguste mucho, no vuelvas a hablar de salir al prado».
 
¿Creeréis que la prohibición le quitó al ratoncillo las ganas? ¡Bah! Ya sabéis que las prohibiciones son espuela del antojo. No atreviéndose a bajar aún el antojadizo, se pasaba las horas muertas mirando al prado deleitable. ¡Qué bueno sería trotar por entre aquella hierba suave y perfumada! ¡Qué simpático remojarse en el limpio arroyuelo que bañaba de aljófar las raíces de sauces y mimbreras! ¡Qué divertido dar caza a los viboreznos y lagartijas que...

16 may 2015

HISTORIAS: La ola de perfume verde.

"ROBERTO ARLT"
 
 
(la ola de perfume verde)
 
 
Roberto ArltYo ignoro cuáles son las causas que lo determinaron al profesor Hagenbuk a dedicarse a los naipes, en vez de volverse bizco en los tratados de matemáticas superiores.  Y si digo volverse bizco, es porque el profesor Hagenbuk siempre bizqueó algo; pero aquella noche, dejando los naipes sobre la mesa, exclamó: -¿Ya apareció el espantoso mal olor?
 
El olfato del profesor Hagenbuk había siempre funcionado un poco defectuosamente, pero debo convenir que no éramos nosotros solos los que percibíamos ese olor en aquel restaurant de después de medianoche, concurrido por periodistas y gente ocupada en trabajos nocturnos, sino que también otros comensales levantaban intrigados la cabeza y fruncían la nariz, buscando alrededor el origen de esa pestilencia elaborada como con gas de petróleo y esencia de clavel.
 
El dueño del restaurant, un hombre impasible, pues a su mostrador se arrimaban borrachos conspicuos que toda la noche bebían y discutían de pie frente a él, abandonó su flema, y, dirigiéndose a nosotros -desde el mostrador, naturalmente-, meneó la cabeza para indicarnos lo insólito de semejante perfume.
 
           Luis y yo asomamos, en compañía de otros trasnochadores, a la puerta del restaurant. En la calle acontecía el mismo ridículo espectáculo. La gente, detenida bajo los focos eléctricos o en el centro de la calzada, levantaba la cabeza y fruncía las narices; los vigilantes, semejantes a podencos, husmeaban alarmados en todas direcciones. El fenómeno en cierto modo resultaba divertido y alarmante, llegando a despertar a los durmientes. En las habitaciones fronteras a la calle, se veían encenderse las lámparas y moverse las siluetas de los recién despiertos, proyectadas en los muros a través de los cristales. Algunas puertas de calle se abrían. Finalmente comenzaron a presentarse vecinos en pijamas, que con...

15 may 2015

LITERATURA: El mechóm de cabello.

"GOVANNI VOCCACCIO"
 
 
(El mechón de cabello)
 
 

Giovanni BoccaccioAgilulfo, monarca de los longobardos, estableció en Paria, ciudad de Lombardía, la base de su soberanía. Como sus antecesores, cogió por mujer a Tendelinga, viuda de Autari, también soberano de los longobardos.
 
La señora era hermosísima, prudente y honrada, pero desafortunada en afectos. Y, yendo muy bien las cosas de los longobardos por la virtud y la razón de Agilulfo, aconteció que un palafrenero de la nombrada reina, hombre de muy ruin condición por su nacimiento, pero superior en su oficio, y arrogante en su persona, se enamoró intensamente de la reina, y como su baja condición no le impedía advertir que aquel amor escapaba a toda conveniencia, a nadie se lo declaró, ni siquiera a ella con su mirada.
 
Y sin esperanza alguna siguió viviendo. Pero se jactaba consigo mismo de haber puesto sus pensamientos en tan alto lugar y, ardiendo en amoroso calor, se dedicaba a hacer mejor que sus compañeros lo que a su reina pudiese complacer. Por esto, cuando la reina deseaba cabalgar, prefería de entre todos al palafrén, lo que él tenía como un privilegio, y no se apartaba de ella, juzgándose afortunado algunas veces si podía rozarle los vestidos.
 
Pero el amor, como muchas veces vemos, cuando tiene menos esperanza suele aumentar, y así le sucedía al pobre palafrenero, que hallaba insoportable mantener su escondido deseo, al que ninguna esperanza ayudaba. Y muchas veces, no logrando librarse de su amor, pensó en morir. Y, reflexionando cómo lograrlo, decidió que fuese de tal manera que se notara que moría por el amor que había puesto y profesaba a la reina, y se propuso que fuera de manera que la fortuna le diese la posibilidad de...

13 may 2015

HISTORIAS: Vida loca.

"DOMINGO ARENA"
 
 
(Vida loca)
 
 
Domingo Arena.jpgFermín había sido siempre de carácter raro. Se le veía en silencio vagar largas horas por el campo, solo y sin objeto, de día o de noche, lo mismo a pie que a caballo. Si lo detenía alguien para preguntarle qué hacía, lo miraba sorprendido como si despertara de repente sin haber oído, y después de repetírsele la pregunta, contestaba invariablemente:
 
 —Nada; tomo el fresquito.

Y a veces hacía un sol que achicharraba.

Una tarde de un día de esquila, varios peones dormían la siesta debajo de un galpón, y entre ellos estaba Fermín, tendido sobre una carona, recibiendo todo el sol que le caía a plomo, haciéndolo sudar a mares como si lo derritiera. Enfrente del galpón estaba la casa: un rancho inclinado que parecía quererse echar a la sombra de los álamos, cuyas ramas se doblaban agobiadas por el calor, y un poco más allá, se veía el ancho y bajo corral lleno de ovejas, que, ansiosas de sombra, se apiñaban en grupos jadeantes y embrutecidas.

Temprano había empezado la tarea. Las ovejas agarradas y maneadas en el corral, eran llevadas al galpón y colocadas sobre cueros tendidos expresamente; y allí los paisanos, casi todos trayendo chiripá de merino o arpillera, inclinados sobre el animal, en cuclillas unos y otros arrodillados, manejaban hábilmente la tijera de esquilar, quitando el vellón, que entero y limpio otros ataban con un hilo.

Eran quince los que trabajaban, y sólo bromas livianas y el resoplido de cansancio que lanzaban los animales por las móviles narices de su apretado hocico, resaltaban sobre el áspero e incesante chirriar de las tijeras. De cuando en cuando alguien concluía, y una oveja era soltada, saliendo del galpón a tropezones, entumida por las ligaduras, extrañada de ver a sus compañeras tan feas y sentirse desnuda, sin el vestido que hacía un año no mudaba.

Mientras tanto, Fermín seguía durmiendo. De pronto despertó, y se sentó sobre el recado afirmando las dos manos en el suelo. Estaba pálido, parado el lacio y cerdoso pelo, y con...

11 may 2015

CUENTOS: El Ángel de los niños.

"CUENTOS POPULARES"
 
 
(El Ángel de los niños)
 
 
Cuenta una leyenda que a un angelito que estaba en el cielo, le tocó su turno de nacer como niño y le dijo un día a Dios:
 
- Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra.
 
¿Pero, cómo vivir? tan pequeño e indefenso como soy.
 
- Entre muchos ángeles escogí uno para tí, que te está esperando y que te cuidará.
 
- Pero dime, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz.
 
- Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz.               
 
-¿Y cómo entender lo que la gente me habla, si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?
 
- Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha paciencia y con cariño te...

10 may 2015

LITERATURA: Confesiones de una Mujer.

"GUY DE MAUPASSANT"
 
 
(Confesiones de una mujer)
 
 
 

Guy de Maupassant fotograferad av Félix Nadar 1888.jpgAmigo mío, me ha pedido usted que le cuente los recuerdos más vivos de mi existencia. Soy muy vieja, sin parientes, sin hijos; puedo, pues, libremente confesarme con usted. Prométame sólo que jamás desvelará mi nombre.
 
He sido muy amada, usted lo sabe; y a menudo amé yo también. Era muy hermosa; puedo decirlo hoy, cuando ya nada queda. El amor era para mí la vida del alma, como el aire es la vida del cuerpo. Hubiera preferido morir a existir sin ternura, sin un pensamiento siempre clavado en mí. Las mujeres pretenden con frecuencia no amar sino una sola vez con todo el poder de su corazón; con frecuencia me ocurrió que amaba tan violentamente que me parecía imposible que aquellos transportes finalizasen. Y sin embargo se extinguían siempre de una forma natural, como un fuego falto de leña.
 
Le contaré hoy la primera de mis aventuras, en la que yo fui muy inocente, aunque determinó las otras.
 
La horrible venganza de ese espantoso farmacéutico de Le Pecq me ha recordado el terrible drama al cual asistí muy a mi pesar.
 
Estaba casada desde hacía un año, con un hombre rico, el conde Hervé de Ker..., un bretón de vieja cepa al cual, por supuesto, no amaba. El amor, el verdadero, necesita, o por lo menos así lo creo, libertad y obstáculos al mismo tiempo. El amor impuesto, sancionado por la ley, bendecido por el sacerdote, ¿es amor? Un beso legal nunca vale lo que un beso robado.
 
Mi marido era de elevada estatura, elegante y todo un gran señor de aspecto. Pero carecía de inteligencia. Hablaba de un modo terminante, emitía opiniones cortantes como cuchillos. Se le notaba una mente llena de ideas preconcebidas, infundidas en él por sus padres que a su vez las habían recibido de sus antepasados. No vacilaba jamás, daba sobre todo una opinión inmediata y limitada, sin el menor embarazo y sin comprender que...

9 may 2015

CUENTO: A quién debe darse crédito.

"JUAN VALERA"
 
 
(A Quién debe darse Crédito)
 
 
(Cuentos y chascarrillos andaluces)
 
 

Juan Valera.jpgLlamaron a la puerta.
 
El mismo tío Pedro salió a abrir y se encontró cara a cara con su compadre Vicentico.
 
-Buenos días, compadre.
 
¿Qué buen viento le trae a usted por aquí?

¿Qué se le ofrece a usted?

-Pues nada...
 
confío en su amistad de usted...
 
    y espero...
 
-Desembuche usted, compadre.
 
-La verdad, yo he podado los olivos, tengo en mi olivar lo menos cinco cargas de leña que quiero traerme a casa y...

8 may 2015

HISTORIA: La Ruleta de la Vida.

"MARCOS PATRICIO CONCHA VALENCIA"
 
 
(La Ruleta de la Vida)
 
 
Marcos Patricio Concha Valencia
Mis manos temblaron incontrolables, los dedos se aferraron a la taza de café buscando un apoyo imposible.
 
La cuchara repiqueteó amenazando caer al piso alfombrado.
 
Me incliné para depositar la taza en el suelo pero la fina porcelana quedó esparcida.
 
Escuché el silencio de las conversaciones diferidas, las miradas se atropellaban con curiosidad, divisé ademanes para acudir en mi ayuda, pero yo, ya huía de esa reunión de egresadas que resucitaba fantasmas desaparecidos en el olvido hacía ya treinta años.
 
El colegio para señoritas no fue la mejor elección de mis padres.
 
Un momento atrás había acompañado al baño a María Pía, mi hada madrina de los años adolescentes.
 
Le pedí su cartera para usar sus cosméticos mientras ella ocupaba el baño.
 
Algunos billetes se asomaban, no resistí la tentación y en un segundo los puse bajo mi blusa.
 
Al volver, María Pía, distraídamente me decía:
 
— ¿Recuerdas a Fernando Andrés? Aquel que nos seguía como un perrito faldero. Lo encontré esquiando el invierno pasado.
 
Preguntó si todavía trabajabas como secretaria en el Ministerio ése.
 
En el amplio espejo observé mi cara macilenta que rebelde no aceptaba los cosméticos.
 
Mi figura era un alma en pena comparada con la exuberancia de mi amiga.
 
Le sonreí a través del espejo para distraerla cuando abrió su cartera.
 
De vuelta en el salón, sólo pude concentrarme en el dinero que sería mi salvación.
 
Nadie se dio cuenta que temblaba mi cuerpo y el sudor comenzaba a inundar mis sienes y el cuello.
 
Afuera del hotel le ordené al conductor del taxi:
 
— ¡Rápido, al Casino!
 
Recostada en el asiento trasero, un poco más tranquila, sonreí recordando el estupor de la Josefa cuando le conté que Roberto tenía su propia empresa, exportando un millón de dólares mensuales, casa en el campo, en la playa y pronto haríamos un año sabático en Oceanía.
 
Ya sabrá que estamos separados hace cinco años y se encuentra sin trabajo.
 
Cuatro verdes y tres rojos, llevaba la cuenta de los semáforos.
 
Si ganan los verdes la primera apuesta en la ruleta será al negro, pensé. —Dígame un número del uno al treinta y seis, le pedí al chofer. — Trece —contestó sin imaginación.
 
Los avisos luminosos de las tiendas ya cerradas, jugaban enviándose mensajes a través de las calles y veredas desiertas.
 
Frente a la sucursal del Banco que había cerrado mi cuenta corriente y establecido una demanda en mi contra, me invadió un estremecimiento involuntario.
 
En algún lugar de la pieza de la pensión había...

6 may 2015

HISTORIAS: La Foto.

"ENRIQUE ANDERSON IMBERT"
 
(La Foto)

  
Enrique anderson imbert.jpgJaime y Paula se casaron. Ya durante la luna de miel fue evidente que Paula se moría. Apenas unos pocos meses de vida le pronosticó el médico. Jaime, para conservar ese bello rostro, le pidió que se dejara fotografiar. Paula, que estaba plantando una semilla de girasol en una maceta, lo complació: sentada con la maceta en la falda sonreía y...
 
¡Clic!
 
Poco después, la muerte. Entonces Jaime hizo ampliar la foto -la cara de Paula era bella como una flor-, le puso vidrio, marco y la colocó en la mesita de noche.
 
Una mañana, al despertarse, vio que en la fotografía había aparecido una manchita. ¿Acaso de humedad? No prestó más atención. Tres días más tarde: ¿qué era eso? No una mancha que se superpusiese a la foto sino un brote que dentro de la foto surgía de la maceta. El sentimiento de rareza se convirtió en miedo cuando en los días siguientes comprobó que la fotografía vivía como si, en vez de reproducir a la naturaleza, se reprodujera en la naturaleza. Cada mañana, al despertarse, observaba un cambio. Era que la planta fotografiada crecía.
 
Creció, creció hasta que al final un gran girasol cubrió la cara de Paula.




4 may 2015

LITERATURA: Una Hora de Amor.

"ANTONIO DE HOYOS Y VINENT"
 
 
(Una Hora de Amor)

 

Donde la Sacerdotisa de Venus empieza a creer en la despoblación del Bosque Sagrado.



¡Tan!... ¡tan!... ¡tan!... El reloj de la cercana iglesia de Santa Cruz desgranó las campanadas de la tercera hora, que, entre el gemir del viento y el gotear del agua, sonaron lúgubres, fatídicas, agoreras.
 
Llovía a mares. Ni por la calle Mayor, ni por la cercana plaza, transitaba nadie; sólo en la esquina de la calle del Factor, brillaba, mortecino, el farol de un sereno. De tarde en tarde, el vigilante nocturno cambiaba de sitio, y entonces la lucecita corría, temblorosa, con inquietante apariencia de fuego fatuo.
 
Estrella sintió ganas de llorar. ¡Las tres de la mañana y no se había estrenado aún! ¡Y era el tercer día que regresaba con las manos vacías! ¡Y ama Dolores ya le había advertido que aquello no podía seguir; que su casa no era ningún asilo, sino excelso templo del Amor—a dos pesetas hora—; que no estaba para alimentar pánfilas, ni imágenes mandadas recoger; en una palabra: que aquello no podía continuar. Ahora, parada bajo los soportales, sentía inmenso desaliento, mientras miraba con aire estúpido caer la lluvia, y evocaba la alegre facilidad de los primeros días de galantería, sobre todo antes de su ida al Hospital. Entonces, no había sino mimos y halagos: ¡hasta bata de seda tuvo!
 
Mientras que ahora no quedaba, de tanta belleza, más que escaseces, palabras agrias y malos tratos.
 
En su sensibilidad enteramente animal, sólo apta para el dolor físico, más que las humillaciones y que el sentimiento de su abyección, dolíanla los quebrantos materiales. Ama Dolores había llegado hasta amenazarla, si las cosas seguían así, con echarla a la calle. La idea de perder de vista la mancebía, con su olor a almizcle, que disimulaba mal el hedor de miseria y podredumbre, su lujo de relumbrón, digno a sus ojos de los alcázares de Solimán, el Magnífico, y, sobre todo, aquel tener la comida segura, sin necesidad de preocuparse de buscarla con el trabajo, le aterraba. ¡Recomenzar la vida!
 
Levantarse al amanecer para salir cargada como una bestia a ganar el pan con el sudor de su frente; pasar hambre, frío, sueño... ¡no, y mil veces no! Prefería la vida de animal de amor, acariciada unas veces, maltratada otras, brutalizada las más; pero, al fin y al cabo, sin necesidad de violentar su voluntad.
 
Su verdadero nombre no era Estrella. Aquel fue el apodo de guerra con que la bautizó ama Manola, cuando, después de cerrado el trato entre la Celestina y Juan Ramón, su hermano de ella, quedó definitivamente adscrita como...

3 may 2015

CUENTOS: El Flautista de Hamelin.

"HERMANOS GRIMM"
 
 
(El Flautista de Hamelin)
 
 
Hermanos GrimmHabía una vez...
 
...Una pequeña ciudad al norte de Alemania, llamada Hamelin.   Su paisaje era placentero y su belleza era exaltada por las riberas de un río ancho y profundo que surcaba por allí. Y sus habitantes se enorgullecían de vivir en un lugar tan apacible y pintoresco.
 
Pero... un día, la ciudad se vio atacada por una terrible plaga: ¡Hamelin estaba lleno de ratas!
 
Había tantas y tantas que se atrevían a desafiar a los perros, perseguían a los gatos, sus enemigos de toda la vida; se subían a las cunas para morder a los niños allí dormidos y hasta robaban enteros los quesos de las despensas para luego comérselos, sin dejar una miguita. ¡Ah!, y además... Metían los hocicos en todas las comidas, husmeaban en los cucharones de los guisos que estaban preparando los cocineros, roían las ropas domingueras de la gente, practicaban agujeros en los costales de harina y en los barriles de sardinas saladas,  y hasta pretendían trepas por las anchas faldas de las charlatanas mujeres reunidas en la plaza, ahogando las voces de las pobres asustadas con sus agudos y desafinados chillidos.
 
¡La vida en Hamelin se estaba tornando insoportable!
 
...Pero llegó un día en que el pueblo se hartó de esta situación. Y todos, en masa,  fueron a congregarse frente al Ayuntamiento.
 
¡Qué exaltados estaban todos!
 
No hubo manera de calmar los ánimos de los allí reunidos.
 
-¡Abajo el alcalde! - gritaban unos. 
 
-¡Ese hombre es un pelele! - decían otros.
 
-¡Que  los del Ayuntamiento nos den una solución! - exigían los de más allá.
 
Con las mujeres la cosa era peor.
 
- Pero, ¿qué se creen? - vociferaban -. ¡Busquen el modo de librarnos de la plaga de las ratas! ¡O  hallan el remedio de terminar con esta situación o los arrastraremos por las calles! ¡Así lo haremos, como hay Dios!
 
Al oír tales amenazas, el alcalde y los concejales quedaron consternados y temblando de miedo.
 
¿Qué hacer?
 
Una larga hora estuvieron sentados en el salón de la alcaldía discurriendo en la forma de lograr atacar a las ratas. Se sentían tan preocupados, que...

2 may 2015

HISTORIAS: Diagnóstico de Muerte.

"AMBROSE BIERCE"
 
 
(Diagnóstico de Muerte)
 
 
Ambrose Bierce-1.jpg- No soy tan supersticioso como algunos de tus doctores de ciencia, como tú te complaces en decir - dijo Hawver, replicando una acusación que no había sido hecha - Algunos de ustedes, solo algunos, confieso, creen en la inmortalidad del alma, y en apariciones que tú no tienes la honestidad de llamar fantasmas. No voy decir más que tengo la convicción que los vivos algunas veces son vistos donde no están, en lugares donde han estado, donde ellos vivieron tanto tiempo, quizás tan intensamente, como para dejar sus impresiones en todo lo que los rodea. Sé, en efecto, que nuestro entorno puede ser tan afectado por nuestra personalidad como para producir, mucho después, una imagen de uno mismo en los ojos de otro. Indudablemente la personalidad impresionable tiene que ser una personalidad adecuada, así como los ojos perceptores tienen que ser el tipo justo de ojos, los míos por ejemplo. 
 
- Si, el tipo justo de ojos que transmiten sensaciones al tipo de cerebros inadecuados- dijo el Dr. Frayley, sonriendo. 
 
- Gracias; a uno le gusta tener sus espectativas gratificadas; esto es en réplica de lo que yo supongo que haría alguien civilizado.
 
- Perdóname. Pero tú dices que lo sabes. Es algo fácil de decir, ¿no crees? Quizás no te importará decirme como lo supiste.
 
- Tú lo llamarás una alucinación - dijo Hawver, - pero no es tal cosa - y le contó la historia.
 
El último verano, como tú sabes, fui a pasar la temporada de calor a la ciudad de Meridian. Los parientes cuya casa intentaba habitar estaban enfermos, así que busqué otras habitaciones. Luego de algunas dificultades renté una de las habitaciones vacantes que había sido ocupada por un excéntrico doctor llamado Mannering, quien se había ido varios años atrás, no se sabía adonde, ni siquiera su agente. Él había construído una casa y había vivido allí durante diez años, acompañado por un viejo sirviente. Su práctica, no muy extensa, lo tuvo ocupado durante algunos años. Él también se vio abstraído de la vida social y se convirtió en un recluso. Me lo contó un doctor del pueblo, que fue la única persona que tuvo alguna relación con él, que durante su retiro, se hizo devoto de una única línea de estudio, el resultado de lo que él expuso en...

1 may 2015

FABULAS: El Novillo y el Toro Viejo.

"JOSE JOAQUIN FERNÁNDEZ DE LIZARDI"
 
 
(El Novillo y el Toro Viejo)
 
Jose Joaquín Fernández LizardiLas corridas de t oros, en las fiestas, son lo más anhelado y preferido, pues si el hombre no lidill con los brutos, no es cabal de la turba wI regocijo.
 
Después de una corrida se juntaron, en el corral de Antón, un gran Novillo, y un Toro de seis años, que mil veces había, en labores agrícolas, servido.                         
 
Los dos, alguna vez, lidiaron juntos; y por esta razón eran amigos. Pronto se reconocen, y admirado, el Novillo, al Buey viejo así le dijo:
 
 -Escucha: compañero, ¿por qué causa, si a los dos nos lidiaron en el circo, saqué más agujeros que una criba y tu saliste con pellejo limpio?
 
 Entonces el Buey grave le responde: Porque yo ya soy viejo, caro amigo, conozco la garrocha, me ha...