"ANTON CHEJOV"
(Sobre el amor)
En el desayuno del día siguiente sirvieron unas tortitas deliciosas, cangrejos de río y chuletas de carnero, y mientras desayunábamos subió Nikanor, el cocinero, a preguntar qué deseaban los visitantes para la comida. Era un hombre de mediana estatura, rostro abotargado y ojos pequeños, totalmente rasurado, y parecía que su bigote no había sido afeitado sino arrancado de cuajo.
Aiyohin dijo que la bella Pelageya estaba enamorada de este cocinero. Como era un borrachín y de carácter violento, ella no quería casarse con él, pero estaba dispuesta a vivir con él así. Él, sin embargo, era muy devoto, y sus sentimientos religiosos no le permitían vivir "así"; insistía, pues, en el casamiento y no quería vivir de otro modo; y cuando estaba ebrio le regañaba y hasta le pegaba. Cuando estaba ebrio ella se escondía en el piso de arriba y rompía a llorar; entonces Aiyohin y la servidumbre se quedaban en la casa a fin de defender a la muchacha.
Se empezó a hablar del amor.