Bienvenida de Juan Martín

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12 abr 2017

Soliloquio de un solterón.

"ROBERTO ARLT"


(SOLILOQUIO DE UN SOLTERÓN)


RobertoArlt.jpgMe miro el dedo gordo del pie, y gozo.

Gozo porque nadie me molesta. Igual que una tortuga, a la mañana, saco la cabeza debajo la caparazón de mis colchas y me digo, sabrosamente, moviendo el dedo gordo del pie:

-Nadie me molesta. Vivo solo, tranquilo y gordo como un archipreste glotón.

 Mi camita es honesta, de una plaza y gracias.

 Podría usarla sin reparo ninguno el Papa o el arzobispo.

9 abr 2017

HISTORIAS: "El milagro de San Antonio"

"Vicente Blasco Ibáñez"


("El milagro de San Antonio")



Vicente Blasco Ibáñez.jpgHacía años que Luis no había visto las calles de Madrid a las nueve de la mañana.

A esta hora comenzaban a dormir todos los amigos del Casino; pero él, en vez de meterse en la cama, había cambiado de traje y se dirigía a la Florida, mecido por el dulce vaivén de su elegante carruaje.

Al volver a su casa, después de amanecido, le habían entregado una carta traída en la noche anterior. Era de aquella desconocida que mantenía con él extraña correspondencia durante dos semanas. Una inicial por firma y la letra de carácter inglés, fina, correcta e igual a las de todas las que han sido pensionistas del Sacre Coeur. Hasta su mujer la tenia así. Parecía que era ella la que le escribía, citándole a las diez en la Florida, frente a la iglesia de San Antonio. ¡Qué disparate!

6 abr 2017

"Por qué engañan los hombres a las mujeres. Por variar"

(Wenceslao Fernández Flórez)


("Por qué engañan los hombres a las mujeres. Por variar")



Praza do Humor - Wenceslao Fernández Flórez.JPGLos recién casados habían desaparecido ya sin que, en el bullicio de la fiesta, nadie lo advirtiese; pero quedaban las suficientes muchachas guapas y los suficientes emparedados de jamón para que los invitados no pensasen en imitar la conducta de los novios abandonando la espléndida morada donde se había celebrado la boda.

          La gente joven había invadido el jardín, y en el gabinetito donde iba a ser servido el té, las «personas mayores» reuniéronse, sintiendo así como el alivio de alejarse de aquel remolino de risas, de chillidos, de comentarios, y también de ese prurito de hacer frases ingeniosas que acomete a la juventud cuando dos de sus representantes declaran ante un sacerdote que están dispuestos a intentar el sacrificio de multiplicarse.